compartimos el quinto fasciculo compañeros, recordando que hace 130 años el compañero Marx fallecio el 14 de marzo de 1883, tambien subimos un documento de Enguels a la muerte de Marx, para que lo descarguen.
No
puede existir socialismo si en las conciencias no se opera un cambio
que provoque una nueva actitud fraternal frente a la humanidad, tanto
de índole individual, en la sociedad en que se construye o está
construido el socialismo, como de índole mundial en relación a
todos los pueblos que sufren la opresión imperialista.
Con
este espíritu debe afrontarse la responsabilidad de ayuda a los
países dependientes y que no debe hablarse más de desarrollar un
comercio de beneficio mutuo basado en los precios que la ley del
valor y las relaciones internacionales del intercambio desigual;
producto de la ley del valor, oponen a los países atrasados.
Si
se establece ese tipo de relación entre los dos grupos de naciones,
debemos convenir en que los países socialistas fueron, en cierta
manera, cómplices de la explotación imperial. Se puede argüir que
en el monto del intercambio con los países subdesarrollados,
constituía una parte insignificante del comercio exterior de estos
países. Es una gran verdad, pero no elimina el carácter inmoral del
cambio. Los países socialistas tenían el deber moral de liquidar su
complicidad táctica con los países explotadores de occidente.
El
Che, en el discurso de Argel, condicionaba la política que
propugnaba para el campo socialista y los países socialistas
subdesarrollados revolucionarios, a los siguientes requisitos:
…Por
lo tanto, a los países socialistas les interesaba como cosa vital
que se produzcan efectivamente estos desgajamientos y es nuestro
deber internacional, el deber fijado por la ideología que nos
dirige, el contribuir con nuestros esfuerzos a que la liberación se
haga lo más rápida y profundamente que sea posible (...) No hay
otra definición del socialismo, válida para nosotros, que la
abolición de la explotación del hombre (...). Sin embargo, el
conjunto de medidas propuestas no se puede realizar unilateralmente.
El desarrollo de los subdesarrollados debe costar a los países
socialistas: de acuerdo. Pero también deben ponerse en tensión las
fuerzas de los países subdesarrollados y tomar firmemente la ruta de
la construcción de una sociedad nueva – póngasele el nombre que
se le ponga – donde la máquina, instrumento de trabajo, no sea
instrumento de explotación del hombre por el hombre.
Tampoco
se puede pretender la confianza de los países socialistas cuando se
juega al balance entre el capitalismo y el socialismo, y se trata de
utilizar ambas fuerzas como elementos contrapuestos para sacar de esa
competencia determinadas ventajas. Una nueva política de absoluta
seriedad debe regir las relaciones entre los dos grupos de
sociedades.
El
Che pensaba que la ley del valor no necesariamente debe regir las
relaciones comerciales, y por ende, políticas, entre los países
socialistas y los países subdesarrollados de orientación
socialista:
No
hay frontera en esta lucha a muerte, no podemos permanecer
indiferente frente a lo que ocurre en cualquier parte del mundo; una
victoria de cualquier país sobre el imperialismo es una victoria
nuestra, así como la derrota de una nación cualquiera es una
derrota para todos. El ejercicio del internacionalismo proletario es
no sólo un deber de los pueblos que luchan por asegurar un futuro
mejor; además, es una necesidad insoslayable.
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